Se encuentra en el lugar donde se ubicaba la primitiva capilla de San Roque, antes de la construcción de la iglesia actual.
La imagen central está realizada en madera policromada y estofada, datándose en el siglo XVII. A ambos lados encontramos otras dos esculturas de este mismo periodo: San Sebastián y Santiago. Sobre el altar, se encuentran seis esculturas de madera y plata sobredorada que representan a San Pedro y San Pablo y los cuatro evangelistas.
La decoración de este retablo contrasta con los del resto de la iglesia por el empleo de las singulares columnas salomónicas, así como la conjunción del dorado con el color blanco del fondo.
La pintura de la pared de la izquierda representa el momento en el que el ángel se le aparece a San Roque, realizada en la segunda mitad del siglo XVI por Gaspar Díaz, reconocido pintor manierista portugués.
Los azulejos de ambas paredes son de estilo manierista del siglo XVI, recogiendo escenas relacionadas con la vida de San Roque, obra de Francisco de Matos.
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