Situada en el Largo de São Vicente.
La iglesia de estilo italiano de São Vicente de Fora forma
sólo una parte del impresionante complejo situado por encima de la vieja Lisboa
y del Tajo. El monasterio adyacente, con su doble claustro y sus fabulosos
azulejos azules y blancos se convierte en uno de los más espectaculares de la
ciudad, mientras que el panteón de tumbas reales recuerda el pasado de
Portugal. Les mostramos ahora la joya que constituye la iglesia.
En el pasado se había construido una iglesia dedicada a San
Vicente, nacido en Zaragoza y patrón de
Lisboa (desde que las reliquias se trasladaron desde el Algarve hasta esta
iglesia) en este mismo lugar para conmemorar la expulsión de los moriscos de la
ciudad por deseo del monarca Alfonso Henríques, primer rey de Portugal, que
había prometido levantar lugares cristianos en todos aquellos que hubieran
muerte soldados portugueses y cruzados cristianos.
Diseñada por el arquitecto italiano Filippo Terzi, la fecha
fue 1147 y la zona quedaba fuera de las murallas existentes de la ciudad, y de
ahí su nombre. La iglesia se terminó en 1629, pero sufrió importantes daños en
el terrible terremoto de 1755, cuando su cúpula se vino abajo, acabando con la
vida de cientos de personas. Fue restaurada por diversos arquitectos entre los
que destaca Juan de Herrera, y hoy en día es uno de los mejores ejemplos del
barroco en Lisboa.
Cuando nos acercamos a ella, una elegante escalera nos sirve
de antesala a la fachada, siendo ésta última la primera que se construyó en
Portugal y tuvo una tremenda influencia ya que fue copiada en todo el país y
también en los territorios de ultramar (Brasil y Macao). Es una fachada
monumental, sobria y totalmente simétrica, con sendas torres a cada lado,
diseñada por Baltasar Alvarez. En el tramo central nos encontramos con dos
cuerpos divididos en tres calles verticales, en las cuales se superponen arcos
de acceso, hornacinas con las imágenes de San Vicente, San Agustín y San
Sebastián (de izquierda a derecha), y tres grandes ventanales que iluminan el
interior.
Es llamativo el juego de alternancias que se establece en los
frontones, jugándose con los curvos y triangulares de forma alterna entre el
primer y segundo cuerpo. Por encima de la cornisa se levanta un parapeto de
balaustres con zócales y chapiteles piramidales. Las torres poseen tres
niveles, en el primero de ellos encontramos sendos nichos con las imágenes de San
Antonio (izquierda) y Santo Domingo (derecha). En el segundo cuerpo las tallas
de San Bruno (izquierda) y San Norberto (derecha). En el tercer cuerpo se abren
los ventanales con vanos de medio punto donde se sitúan las campanas.
EL INTERIOR
El interior, dominado por los mármoles polícromos, posee
planta de cruz latina, de nave única con seis capillas laterales
intercomunicadas, y transepto inscrito en la capilla mayor.
Cuenta con una
inmensa nave cubierta con bóveda de cañón casetonada que apoya sobre pilastras
clásicas y que conduce nuestra mirada directamente al altar mayor, en el que encontramos
un baldaquino de madera dorada de estilo barroco ejecutado por Joaquim Machado
de Castro y encargado por Joao V.
Posee cuatro grandes columnas y un dosel, que
se completan con las imágenes de San Vicente y San Sebastián y dos ángeles
sobre las puertas de acceso al coro que son obra de Manuel Vieira. En el coro
situado detrás del altar mayor se pueden observar telas del siglo XVIII
representando episodios de la vida de San Vicente, San Sebastián y de la Orden
de San Agustín cuya autoría se atribuye al padre Manuel José, así como la
sillería de los canónigos. El órgano data del siglo XVIII.
En las capillas laterales predominan los mármoles rosa y
molduras en forma de conchas. Destacan la capilla de Nuestra Señora del Pilar
(epístola). Justo enfrente encontramos una capilla cerrada con rejas del XVII,
conocida como del Santísimo Sacramento, aunque se encuentra en desuso. En las imágenes figuran el resto de las capillas.
Adentrándonos en el crucero, en el lateral del evangelio
encontramos el altar de Nuestra Señora de la Enfermería, y en el lado opuesto
el altar del Sagrado Corazón de Jesús. En esta zona también nos encontramos con
la capilla de San Antonio, donde se hallan los huesos de la madre del santo y
una lápida señala el túmulo del caballero milagrero Enrique de Bona.
En la parte trasera de la iglesia nos encontramos con el
Panteón de los Braganza, dinastía de reyes portugueses. Los monarcas enterrados
aquí son los siguientes:
Juan IV 1640-1656
Alfonso VI, el Victorioso 1656-1683
Pedro II 1683-1706
Juan V 1706-1750
José I el Reformador 1750-1777
Pedro III 1777-1786
Juan VI 1816-1826
Miguel I 1828-1834
María II 1826-28 y 1834-53
Pedro V 1853-1861
Luis I 1861-1889
Carlos I 1889-1908
Manuel II el Desafortunado 1908-1910
Horarios de visita:
Martes a sábado de 9 a 18.
Domingos y mes de agosto: De 09 a 12.30 y de 15 a 17 hs.