Hoy analizaremos con detalle los diferentes elementos y símbolos que aparecen en el cartel de las Glorias de Sevilla 2013. Para ello nos basaremos en las palabras del propio autor, José María Mendez, las cuales acompañaremos de las imágenes pertinentes. Destacar que la composición está presidida por la Virgen del Amparo. rodeada de treinta y un rostros, que constituyen sendos retratos.
En palabras del autor:
La premisa que debía cumplir la obra era la de incluir algo
referente a las hermandades de Gloria adscritas al Consejo y tuve claro, desde
el primer momento, la escena que tenía que aparecer: Una imagen rodeada de
personas que imploran consuelo y ayuda, con la Fe como hilo conductor en este
año dedicada a ella. Pensé primero en San José, cosa que muchos imaginaban por
mi devoción al Bendito Patriarca, pero al final me decidí por la Virgen, la
primera Creyente, la primera en depositar su confianza en Dios con una Fe
profunda en sus designios.
La imagen no tuvo duda: la Stma. Virgen del Amparo por sus
connotaciones personales, devocionales y teológicas.
Personales porque es una devoción inculcada por los amigos;
porque mi bisabuela era Amparo y mi tía, la hermana Sagrados Corazones de las
hermanas de la Cruz, también se llamaba Amparo; y porque mi abuelo paterno, uno
de los fundadores de la hermandad de los Javieres puso ese segundo nombre a su
imagen titular, el nombre de su hija y que tanto significado tenía para él.
Devocionales porque la oración que aparece en el nimbo de la
Virgen contiene una de las invocaciones marianas más antiguas del cristianismo:
“BAJO TU AMPARO NOS ACOGEMOS”, el “SUB TUUM PRAESIDIUM” que rezaban los
cristianos del siglo primero cuando iban a ser martirizados y que veintiún
siglos después se sigue rezando como ejemplo continuo de Fe.
Teológicas porque María no sólo es Maestra en la Fe sino que
ampara la nuestra, y bajo su cuidado la vida se hace más llevadera.
Es el año de la Fe, había que hacerlo patente, hay que
propagarla para recordar que existe ese don y que la promesa de la Salvación
sigue vigente. La frase que lo anuncia en el cartel será de menor tamaño, pero
no por ello menos legible que el resto.
De esta forma la idea va tomando cuerpo y el anuncio del
tiempo de hermandades de Gloria se va convirtiendo en la representación de las
Glorias que Sevilla ofrece a la Virgen. Unas Glorias de Sevilla que son
ejemplos de la Fe de sus gentes, una Fe que se transforma en experiencia vital,
porque la Fe no es algo etéreo sino el planteamiento de una vida que está llena
de virtudes:
Amor y Transmisión de Valores en la Familia, representada en
esa niña que se agarra al manto de la Virgen y que sostiene su madre con
dulzura mientras su abuela, detrás, las tiene en mente en sus ruegos a María.
Lealtad y Felicidad en los Amigos, ese joven matrimonio que
sabe que todo irá bien bajo su Amparo, dos convertidos en un solo ser al
servicio de María.
Confianza en la fuerza de la Oración en esa señora de la
derecha que deja su vida en manos de la Divina Providencia y en la intersección
de los santos.
Trabajo y Constancia de Andex en esa lucha constante por dar
alegría y salud a los niños con cáncer y a sus familias y cuyo emblema aparece
en el vestido de mi sobrina Carla.
Caridad y la Lucha por la Vida en las Filipensas Hijas de
María Dolorosa con el cariño a la juventud y a las jóvenes madres excluidas
socialmente, con su fundadora Madre Dolores Márquez a la cabeza, ejemplo que
fue de santidad y cuyo retrato aparece en el pliego desplegado.
Entrega en las Hermanas de la Cruz, de espaldas, discreta,
en el ángulo inferior, con esa labor y oración constantes de la que puede dar
testimonio en profundidad el Vicepostulador de la causa de Madre Mª de la Purísima,
el padre D. Alfonso Ramírez.
Y Esperanza en el cirio Lágrimas de Vida, que porta Pablo,
en su intento de convertirnos a todos en donantes de órganos, dando vida porque
la muerte no es el final.
Llegar a esta representación no fue fácil y la conexión, el
hilo conductor no fue rápido. La clave estuvo en dos madres, dos madres llenas
de Fe y de Esperanza, que supieron tragarse sus lágrimas y seguir luchando por
los demás, cuyos últimos testimonios públicos me sacudieron y me hicieron
recordar el sentido final de nuestras acciones: Dña. Susana Herrera, autora del
libro “Lágrimas de Vida” y Dña. Mª Luisa Guardiola, presidenta de Andex, a las
que agradezco el ejemplo que nos dan.
Hay una frase que se me ha quedado de mi abuelo: “sólo hay
que inclinarse ante la santidad y la sabiduría”, y todas estas Glorias que
tiene Sevilla son ejemplos de santidad y sabiduría, de una Fe que mueve
montañas y de un saber hacer que construye el Reino de Dios entre nosotros, por
lo cual debo rendirme ante ellas y ensalzarlas.
Pero las virtudes que describía no son particulares, todos
participan de todo en todos, es la Comunión de los Santos, y esas figuras
representan momentos claros y diferentes de la vida personal y social, siempre
buscando el Amparo de María.
¿Qué ocurre entonces? Pues que el cartel se convierte en una
Apoteosis de la Fe de la Iglesia, donde la Virgen María es miembro principal,
esas Glorias de Sevilla conforman la Iglesia Militante y los angelitos la
Iglesia Triunfante (veinticuatro por mi devoción salesiana a Mª Auxiliadora).
Potencian la Fe las oraciones de los resplandores de las
imágenes. En la Virgen: “BAJO TU AMPARO NOS ACOGEMOS, SANTA MADRE DE DIOS. En
el Niño la frase de santo Tomás: “SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO” “EN VOS CONFÍO”. En el
Corazón Alado, símbolo de la prontitud de su Amparo: “AVE MARÍA”.
Y como marco a toda esta manifestación de Fe, las
advocaciones de la Virgen en las cintas de las guirnaldas de flores, las
pertenecientes al Consejo y alguna más; el Sagrado Corazón de Jesús y san José
Obrero en las esquinas superiores haciendo patente a la Sagrada Familia; y san
Antonio de Padua y Sta. Lucía en la parte inferior terminando el listado de
titulares de hermandades de Gloria.
Agradeciendo de nuevo el honor que se me hace desde el
consejo al designarme para realizar este cartel, aprovecho la ocasión para
reivindicar el papel de los artistas, de su trabajo de realización y, sobre
todo, de creación, de su poder de transmitir ideas. Se me vienen a la mente las
palabras que decía mi querido padre: “del Cielo para abajo, cada uno de su
trabajo”. Todo el mundo sabe que la Iglesia ha patrocinado el arte en cualquier
momento y circunstancia porque quería tener lo mejor. Los artistas nos seguimos
sintiendo honrados con estos nombramientos, pero es una pena que como
profesionales no se nos trate a veces como al resto. Se nos exige más
generosidad que a cualquier otra actividad, cuando la donación es una decisión
personal y no debería vincular el encargo. Ojalá algún día logremos que se nos
considere profesionales de pleno derecho.
Y para terminar… Que sigamos los pasos de esa niña que
agarra el manto y que nos invita con su mirada a seguir su ejemplo, confiada e
inocente, con la naturalidad con la que Cristo quiere que nos acerquemos a Él y
a su Madre, la Stma. Virgen, que la mira sonriente.
Que la Virgen nos ampare. Muchas gracias.