Ubicada en Largo da Sé, Rua
Augusta Rosa y Beco das Quebra Costas.
La Catedral de Lisboa o Catedral de Sé, de
estilo románico, es una de las visitas obligadas en el barrio de Alfama. Se
trata de uno de los pocos monumentos supervivientes a los sucesivos terremotos
e incendios que han asolado la ciudad. Su construcción comenzó a mediados del
siglo XII, cuando Alfonso Henríquez y el primer obispo de Lisboa, Gilbert de
Hastings, decidieron levantarla sobre una antigua mezquita tras reconquistar la
ciudad a los musulmanes durante la Segunda Cruzada.
En su origen, la Catedral de
Lisboa era conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, y no fue hasta
finales del siglo XIV cuando comenzó a ejercer como catedral. Por sus
diferentes usos y fases arquitectónicas encontramos en ella un mosaico de
estilos; aunque mantiene la esencia del románico en su estructura externa de
dos torres y en el gran rosetón, el interior, más oscuro y austero, es
claramente gótico. Alberga además un tesoro muy preciado: los restos de San
Vicente, patrón de la ciudad, cuyo ataúd, según cuenta la leyenda, acompañaron
dos cuervos en su traslado a la ciudad (de ahí la incorporación de los mismos
al escudo de Lisboa).
HISTORIA ARQUITECTÓNICA DEL EDIFICIO _______________________
El primer edificio fue construido
entre 1147 y las primeras décadas del siglo XIII en estilo Románico tardío. En
aquel tiempo, las reliquias de San Vicente de Zaragoza (patrón de Lisboa) se
llevaron a la catedral desde el sur del país. A finales del siglo XIII, el rey
Dionisio I de Portugal construyó un convento gótico y su sucesor, Alfonso IV
convirtió la capilla principal en panteón real para sí y su familia. En 1498,
la reina Leonor fundó la Misericórdia de Lisboa en una de las capillas del
convento de la catedral. La Misericórdia es una institución caritativa católica
que luego se expandió por otras ciudades y que fue muy importante en Portugal y
en sus colonias.
Los terremotos siempre han sido
un problema para Lisboa y para su catedral. Durante los siglos XIV y XVI se
produjeron varios, pero el peor de todos fue el 1755, que destruyó la capilla
gótica y el panteón real. El convento y varias capillas también se vieron
afectadas por el terremoto y por el fuego posterior. La catedral fue
reconstruida en parte y, a principios del siglo XX, se le dio el aspecto que
presenta en la actualidad tras una profunda restauración. En los últimos años,
diversas excavaciones han descubierto restos romanos, árabes y medievales en el
entorno de la catedral.
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La fachada de cantería es robusta, de estilo románico, compuesta por un cuerpo central con portada ubicada en una especie de nartex que se cubre con bóveda de cañón, con varias arquivoltas asentadas sobre columnas con capiteles decorados con motivos vegetales. Sobre este espacio se dispone una balaustrada a modo de terraza desde la cual se despliega un arco de medio punto que alberga un rosetón que ilumina el interior. Este cuerpo se encuentra flanqueado por dos torres almenadas con tres cuerpos cada una; uno a modo de base, el segundo con ventanas geminadas que iluminan las escaleras de acceso, y el segundo con las campanas que se dejan ver a través de un ventanal con cinco arquivoltas.
La Fachada lateral del lado Norte
está formada por varios cuerpos de diferentes alturas. Se accede a través de un
pequeño porche y un arco apuntado con arquivoltas que se apoyan sobre columnas
y dos pilastras prismáticas con capitales decoradas con motivos vegetales. Destaca
una imagen visigótica asentada sobre el primer contrafuerte así como el rosetón
que se ubica a la altura del crucero, haciendo juego con el que aparece en la
fachada principal.
Es una iglesia de cruz latina con
tres naves y triforio sobre las laterales, cada una de ellas divididas en seis
tramos separadas por pilares fasciculados, transepto y cabecera compuesta por
ábside y deambulatorio con capillas radiales. Posee una serie de cuerpos anexos
tales como la sacristía, el camarín y las capillas laterales.
La nave central y el
transepto se cubren por bóveda de cañón, de arista en las laterales y crucería
en el deambulatorio, mientras que la capilla mayor se cubre mediante bóveda con
lunetos. El crucero se corona con una torre octogonal.
El crucero se cubre con lo que se denomina una torre de tipo "normando", propia de las iglesias románica de esta zona de Francia.
La capilla mayor y el pavimento
se cubren con piedra caliza de diferentes tonalidades, así como pinturas de
temas marianos y estucos. Sendas tribunas, dos tumbas reales y un altar dedicado al Santo Patrón, completan
esta espacio. Los mármoles de colores con columnas y capiteles de inspiración
neoclásica y los túmulos de Don Alfonso IV y Doña Beatriz, que sustituyeron a
los iniciales destruidos en el terremoto.
La girola posee una serie de
capillas poligonales cubiertas con bóvedas ojivales, con sencillos altares, dos
de las cuales dan acceso al claustro.
Cuenta con un claustro
rectangular adosado a la cabecera, de dos cuerpos de altura y tres alas.
En el lado del Evangelio
encontramos la Capilla de San Bartolomé, de planta rectangular dividida en dos
tramos con bóvedas ojivales y pavimento de motivos geométricos. Su acceso se
realiza mediante un arco apuntado excavado en el muro, con ocho arquivoltas. En
su interior se encuentra la tumba de Don Rodrigo de Cunha. En época de Don Joao
III se instaló el retablo de Bartolomé Joanes, construido en 1537 por el
humanista Pedro Fernández de Serpa, con ocho tablas donde se representan el
Martirio de San Bartolomé y varias escenas de la vida de la Virgen y de la
Pasión de Cristo, pintadas por Cristovao de Figueiredo, Garcia Fernandes y
Diogo de Contreiras.
A continuación encontramos el
vestidor del Patriarca, justo enfrente de la Capilla del Santísimo Sacramento.
Imagen superior: Capilla del Santísimo Sacramento |
En el lado de la Epístola
encontramos la sacristía de plantar rectangular, con suelo de baldosas de color
rojo. Al otro lado de la puerta de
acceso a esta nave, encontramos la Capilla de San Vicente. Entre 1693 y 1712 de
la mano de Don Pedro II se construyó el retablo de San Vicente, obra del
arquitecto Joao Antunes, además de la decoración de algunas capillas del
claustro. De esta época es el retablo de la Capilla de Santa Ana, que hoy en
día se encuentra en el Camarín del Patriarca.
En el Museo de Arte Sacro,
antigua Sala Capitular, destaca la existencia de un antigua custodia de 1760
obra del orfebre Joaquim Caetano de Carvalho.
A finales del siglo XX se
iniciaron las excavaciones para la consolidación del Claustro, donde apareció
diverso material arqueológico de diferentes épocas y culturas desde el siglo VI
hasta el XIV.
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