Vista de la Torre de Belém en Lisboa |
La Torre de Belém en Lisboa construida en el siglo XVI (1515-1519), se ha convertido en el símbolo por excelencia de la ciudad, siendo declarada Patrimonio de la Humanidad. Ubicada sobre la antigua playa de Restelo, desde donde partían las carabelas en sus expediciones hacia otros continentes. Construida en una isla en medio del río, y desplazada a un margen del mismo como consecuencia del terremoto de 1755, inicialmente con fines defensivos, pronto quedó relegada en esta función, para utilizarse como centro recaudador de impuestos e incluso prisión.
En la construcción de la Torre de Belém se siguieron las directrices para la protección de la desembocadura del río Tajo, diseñadas por Joao II como parte de un plan mayor para la reorganización de las fuerzas armadas en tierra y mar. Ese plan fue continuado por el rey Don Manuel I dentro de su política de expansión de Portugal, poniéndola bajo la advocación de San Vicente.
En la construcción de la Torre de Belém se siguieron las directrices para la protección de la desembocadura del río Tajo, diseñadas por Joao II como parte de un plan mayor para la reorganización de las fuerzas armadas en tierra y mar. Ese plan fue continuado por el rey Don Manuel I dentro de su política de expansión de Portugal, poniéndola bajo la advocación de San Vicente.
Torre de Belém - Lisboa |
El proyecto inicial incluía la Fortaleza de Cascais, la
Torre Vieja en la orilla Sur del río (Caparica o de Sao Sebastiao), y en la
zona norte, la batería fortificada de la Torre de Belem equipada con
armamento pesado. El fuego cruzado que proporcionarían estos tres baluartes,
constituía un obstáculo para la entrada de cualquier barco. Para completar las
carencias de este sistema, se construyó un galeón de mil toneladas armado con
diversas piezas de artillería, además de una serie de carabelas también
equipadas para ello. Todo este dispositivo móvil se sumaba cuando era necesario
a los puestos fijos.
Aunque tiene un parecido con la Torre de Cascais, la
suntuosa ornamentación la hace única.
Al igual que el Monasterio de los Jerónimos, sus obras
comenzaron bajo el reinado de Manuel I, a cargo del arquitecto Francisco de
Arruda, cuya experiencia en Marruecos se deja ver en la decoración de
influencia árabe que podemos contemplar en los arcos, balcones y cúpulas de la
torre.
En su estructura podemos observar dos elementos principales:
la torre y el baluarte. La torre se reparte entre cinco pisos: en los tres
primeros se sitúan la Sala del Gobernador, la Sala de los Reyes y la Sala de
Audiencias; en el cuarto una capilla y en el quinto se encuentra la terraza de
la torre. El acceso al monumento se realiza por el baluarte, a través de una
pasarela. Su interior es muy austero; en él podemos destacar algunas esculturas
de San Vicente (patrón de Lisboa).
Cualquier visita a la Torre de Belém debe comenzar en el
exterior, observando la maravillosa decoración pétrea en las galerías y torres
de vigilancia, almenas, escudos y elementos naturalistas alusivos a las nuevas
colonias, así como la conocida gárgola del rinoceronte, que según se cuenta
pudo servir de inspiración a Durero en su obra. Se dice que el primer
rinoceronte en llegar a Portugal fue un regalo del Sultán de Cambai al rey Don
Manuel I, lo cual constituyó toda una atracción para la época.
En el exterior también destacan las imágenes de San Miguel y
San Vicente, situadas encima de las garitas de las esquinas. En el cuarto piso
sobresale una balconada pétrea en cuyos parapetos aparecen numerosas cruces de
la Orden de Cristo. A través de la pasarela se llega al puente levadizo donde
encontramos una puerta de guillotina y el hall, en cuyo techo encontramos
diferentes aberturas desde las cuales se arrojaban proyectiles sobre los
invasores que quisieran acceder, con el fin de dificultarles el acceso.
Interior del baluarte |
Vistas al río desde el baluarte |
Interior del baluarte defensivo de la Torre de Belém |
Pasando la puerta, accedemos al baluarte, donde encontramos diecisiete cañones dispuestos semicircularmente. El pavimento se presenta inclinado hacia el exterior, proporcionando una posición más segura a los artilleros.
Mazmorras |
En el centro se abre un pequeño patio rectangular rodeado
por arquería gótica, que servía para la salida del humo de los disparos de
artillería. En la planta inferior se encuentran una serie de dependencias que
inicialmente eran utilizadas como almacén de provisiones y que más tarde se
emplearon como mazmorras, donde no se podía estar de pie.
Vista de la terraza y el patio interior del baluarte |
Por una escalera accedemos a la terraza del baluarte. En su
perímetro se disponen seis garitas poligonales con cúpulas de gomos y ventanas
de vigilancia. En el centro encontramos la balaustrada que protege el patio del
piso bajo, ornamentado con cruces de la Orden de Cristo y especie de pináculos
con esferas armilares como remate. En la cara sur del citado parapeto
encontramos la imagen pétrea de Nuestra Señora del Buen Suceso, también
conocida como “Virgen de las uvas” cobijada bajo un baldaquino de estilo manuelino.
Vista de la torre desde la terraza |
Garitas |
Virgen del Buen Suceso o "Virgen de las uvas" |
Detalles decorativos de la terraza |
FACHADA SUR DE LA TORRE
Desde la terraza del baluarte se observa perfectamente la
fachada sur de la torre, que es a su vez la fachada principal al estar frente
al río Tajo y más ricamente decorada que las demás. En el segundo piso
encontramos un balcón corrido con barandilla de tracería gótica y arquería de siete vanos de medio punto, todo
ellos enmarcado por dos cornisas que simulan una soga marinera. Encima aparece
el escudo real de Don Manuel I, enmarcado por sendas esferas armilares y una
serie de cruces de la Orden Militar de Cristo en cada una de las almenas del
camino de ronda del piso superior. Presenta por tanto la simbología regia y los
elementos marineros propios de la arquitectura manuelina, con que impresionar
en el siglo XVI, a los viajeros y marineros que entraban por primera vez en la
ciudad de Lisboa.
SALA DEL GOBERNADOR
Boca de la cisterna |
La primera planta de la torre alberga la sala del
gobernador, donde encontramos la boca de la cisterna que recogía y almacenaba
las aguas de las lluvias. Presenta un techo abovedado cubierto de cal. En dos
de sus ángulos encontramos acceso a las garitas, mientras que en otro lateral comienza
la escalera de caracol que da acceso a las salas superiores.
El nombre de esta sala proviene de la posible existencia en
el siglo XVI de un cargo de gobernador de la Torre, símbolo de prestigio y
distinción real, representando a éste y ejerciendo funciones militares,
administrativas y judiciales. Para albergar la residencia de los sucesivos
gobernadores de la Torre de Belém, fue construido en sus inmediaciones un
palacio.
Esta sala posee una barandilla o balcón exterior, donde se pueden
observar ocho aberturas en el pavimento, denominadas matacanes que tenían la
misma función que las dispuestas en el hall de acceso. En los otros tres lados
de la sala se abren curiosos ventanales a modo de balcones venecianos, así como
una rica chimenea de piedra adornada con medias esferas.
Esta sala también posee una chimenea, más austera que la
anterior. En la fachada sur aparecen dispuestas sendas ventanas de medio punto.
En el lado norte se abren ventanas geminadas con arcos peraltados.
Su austera belleza le confiere el ambiente de recogimiento
propio de la sala que acogiera el oratorio para el desarrollo de las
imprescindibles necesidades espirituales de la guarnición. Presenta una bóveda
estrellada decorada con los símbolos regios propios del arte manuelino: esfera
armilar, Cruz de la Orden de Cristo y escudo real.
Este piso está rodeado por un balcón almenado propio del
mundo medieval, muy utilizado en las torres del homenaje, con el fin de
arremeter verticalmente sobre el atacante. A nivel exterior, tal y como
reseñamos anteriormente, está decorado con escudos con la cruz de la Orden de
Cristo.
Desde lo alto de la torre se puede observar el estuario del
río Tajo, sus márgenes, todo el barrio de Belém y sus monumentos. Justo
enfrente, junto a unas construcciones circulares modernas, se pueden observar
los restos de la Torre Velha, también conocida como Torre de San Sebastián.
EL ARQUITECTO, FRANCISCO DE ARRUDA (+1547)
Pertenece una serie de arquitectos formados en Évora, siendo
maestro de obras del Alentejo, medidor de las obras del reino, maestro de las obras
del Palacio Real de Évora y encargado de reparar las fortificaciones de Moura,
Mourao y Portel. Acompañado de su hermano Diogo marchó a Marruecos de donde
volvió en 1514 para trabajar en el Monasterio de los Jerónimos, firmando en
1516 un documento que los designa maestro de las obras del baluarte de Restelo
(Torre de Belem). Por ello, la torre combina soluciones arquitectónicas
inspiradas en el renacimiento italiano con influencias de la arquitectura
norteafricana, además de aspectos propios de las fortificaciones medievales y
la arquitectura naval.
Firma de Francisco de Arruda |
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