La Ermita del Calvario a finales del siglo XIX |
En el siglo XVII era habitual que los pueblos de la isla de Tenerife tuvieran un Calvario en las afueras. En 1669, el fundador de la Orden Tercera de penitencia del Seráfico Padre San Francisco en la Orotava, Fray Francisco Luis, solicitaba al Cabildo unos terrenos en la Dehesa para fabricar un Calvario y con ello establecer un Viacrucis similar al que por el momento existía en Garachico. Aceptaba la petición, se realizó el citado Viacrucis, iniciándose en el Convento franciscano de San Lorenzo ( el más importante de las islas y que fue llamado en su tiempo "el Escorial de Canarias") y teniendo su estación principal en el citado Calvario. Todavía perviven algunas de las cruces en las calles de la Villa. Tal y como vemos en la imagen superior, su recinto era rectangular, rodeado de una tapia con puerta de tea con celosías. En su interior, plantado de álamos se hallaban su tres cruces.
En 1695, el presbítero Luis Rixo Grimaldi erigió dentro de él una ermita sin patronato, dedicada a Nuestra Señora de la Piedad. La titular era un lienzo de Gaspar de Quevedo, obra que en la actualidad se encuentra en la ermita y de la que posteriormente hablaremos. Se completaba con algunas reliquias traídas de Tierra Santa.
Entre 1795 y 1816 su mayordomo, Don Domingo Calzadilla y Osorio, construyó su sacristía y retablo, encargando a Fernándo Estévez una imagen de la Piedad.
En 1914, debido a la obras de construcción de la carretera del Pinito, se procede a la demolición de la antigua ermita del Calvario. La nueva construcción se lleva a cabo en lo alto de un pequeño promontorio siguiendo los planos del arquitecto Mariano Estanga, con presupuesto de 5000 pesetas que abona el Ayuntamiento con el fin de dar trabajo para mitigar el paro existente entre los años 1914 y 1918 provocado por la guerra europea.
De pequeñas dimensiones, se construyó en estilo neogótico, presentando una nave principal presidida por el retablo con los titulares, y dos pequeñas naves laterales transversales, con acceso igualmente a la calle. Las obras concluyen en 1917 y las imágenes son trasladadas nuevamente desde la Iglesia Matriz de la Concepción
Al año siguiente se trazaron los planos de la Plaza del Calvario, acordando el Ayuntamiento darle el nombre de Plaza de La Paz, por haber terminado ese mismo año la I Guerra Mundial. Actualmente sigue conservando la misma denominación.
En la primavera de 1936, algunos integrantes del Frente Popular, intentaron incendiar la ermita, salvándose por la rápida actuación de los vecinos. Los detenidos, el Jueves Santo de ese mismo año, como responsables de los hechos, fueron el párroco Don Manuel Díaz y el Mayordomo Don Tomás Méndez Miranda, ambos poseedores de las dos llaves que existían de la ermita. Estuvieron presos durante tres días.
Hacia los años 30, se decide cambiar el trono procesional que era de madera, por uno de orfebrería. Para obtener fondos, la hermandad organiza una rifa con una reproducción de la imagen del Calvario. El agraciado no se presenta, y se decide ubicar la pequeña imagen en el nicho que se encuentra a los pies de la capilla, y que actualmente pervive, sirviendo a un tiempo como lugar para los donativos.
La Piedad de Fernando Estévez. En Semana Santa es acompañada por los Santos Varones, San Juan y La Magdalena, todas ellas obras del último cuarto del siglo XIX, del escultor palmero Aurelio Carmona.
San Isidro Labrador y Santa María de La Cabeza, patrones de la Villa de La Orotava, atribuidos a la gubia de Fernando Estévez.
Óleo sobre lienzo que representa "La Piedad", durante años atribuida a Cristóbal Ramírez y hoy en día considerada de la factura del pintor orotavense Gaspar de Quevedo. Destacar que en el centro del cuadro y sobre la rodilla de la Virgen, se halla sobrepintada una estrella como representando la Polar. Quizá esté relacionado con la antigua tradición que dice que la lámpara que alumbraba todas las noches el Calvario, servía de norte y guía para los pescadores del Puerto de la Cruz, que la divisaban desde el mar.
Plaza de La Paz
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