En el Convento de Santa Catalina de Siena de La Laguna, nos encontramos con este bello ejemplo de la iconografía de la Dormición o Tránsito de la Virgen. Tan sólo se encuentran tres ejemplares en la isla de Tenerife. Este que nos ocupa, otro en la Iglesia de la Concepción de La Orotava y una tercera en Icod de los Vinos.
Imágenes del retablo mayor de la iglesia del convento, obra de Antonio de Orbarán y Antonio Álvarez entre 1665 y 1677, alberga en el nicho central la imagen de la Virgen del Rosario. A la izquierda se encuentra la imagen de Santo Domingo de Guzmán, obra de Esteve Bonnet del siglo XVIII, mientras que a la derecha, la talla de Santa Catalina del siglo XVIII y autor anónimo. El altar y el sagrario son obras de plata repujada, del siglo XVIII, e igualmente anónimos.
Junto al arco toral de acceso a la capilla mayor de la iglesia de este convento, nos encontramos con un retablo del primer tercio del siglo XVIII, que en su origen perteneció a la capilla que don Santiago Álvarez de Abreu y su hijo habían fundado en el claustro del convento lagunero de San Agustín. Con la desamortización del siglo XVIII se trasladaron hasta Santa Catalina no sólo la talla de la Virgen, sino también la magnífica urna de plata repujada, alhajas y ricos vestidos.
El gran nicho central, en forma de pabellón abierto, encierra la imagen de la Virgen difunta.. La imagen aparece flanqueada por San Francisco de Asís y Santiago Peregrino; un conjunto de ángeles y una pintura de la Asunción, rematan el conjunto.
Es obra de Fray Miguel Lorenzo de Villanueva, pintor y escultor agustino perteneciente al convento del Espíritu Santo que se encontraba en lo que hoy en día es el Instituto Canarias Cabrera Pinto. No se conoce mucho de este artista, que al parecer pudo nacer a mediados del siglo XVII en Los Realejos pero desarrollar toda su obra en La Laguna. Sus imágenes manifiestan un regusto clasicista en busca de una belleza ideal, que lo viene a diferenciar de sus coetáneos.
Cabe destacar que la escultura religiosa de los primeros momentos posteriores a la conquista de Canarias, siglo XVI, es de procedencia foránea, especialmente de los Países Bajos, América, Italia y la Península Ibérica. Sin embargo, en el Barroco, comienzan a aparecer en el panorama insular los primeros artistas naturales de las islas. En este sentido, cabe destacar la figura de Fray Miguel Lorenzo de Villanueva.
Estos artistas aprovecharon todas las enseñanzas procedentes tanto del contacto directo con maestros extranjeros como con las obras importadas, recurriendo a esquemas propios de estos lugares de origen.
Se trata de un imagen de vestir, de principios del siglo XVIII, que viene a representar la muerte de la Virgen que sube en cuerpo y alma a los cielos. Sin embargo, la Virgen parece no haber muerto, sino que parece estar sumida en un sueño placentero.
En agosto del año 2011, con motivo de los cuatrocientos años de presencia del convento en la ciudad, la comunidad de monjas decidió sacar a la Virgen de su retablo y exponerla con todo su ajuar en la capilla mayor. Una tradición que hacía treinta años que no se realizaba, y que antaño era frecuente, llegando hasta el punto de procesionar en la noche del 14 de agosto, acompañada de antorchas. Para consultar el reportaje fotográfico del año pasado, pincha en el siguiente enlace: La Virgen Difunta en su urna
Imágenes de San Francisco de Asís y Santiago Peregrino
Pintura de la Asunción
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