Entrada dedicada al padre de María,
fiel devoto de este Cristo moreno
Coincidiendo con la festividad del Santísimo Cristo de La Laguna, se está celebrando el Solemne Quinario en honor del titular. Tradicionalmente se trasladaba la venerada imagen a la Santa Iglesia Catedral, sin embargo al estar en obras de restauración, estos años se viene haciendo a la sede catedralicia provisional que es la Iglesia de La Concepción. El Solemne Quinario está teniendo lugar entre el 9 y el 13 de septiembre; posteriormente el miércoles 14 será el día grande en honor del Santísimo Cristo, aspectos que les acercaremos en próximas entradas.
Es la escultura de mayor valor artístico y la más antigua de las Islas Canarias, siendo una talla de estilo gótico del siglo XVI, y constituyendo un referente para los escultores canarios de los siglos posteriores. Hasta hace poco, se le atribuía un posible origen sevillano, sin embargo, estudios recientes han demostrado que no existe ningún crucificado de similares características, ni tiene nada que ver con la obra de escultores como Lorenzo Mercadante de Bretaña o Pedro Millán. Tampoco existe parecido alguno con las esculturas del retablo de la Catedral de Sevilla, por tanto la procedencia nórdica del Cristo lagunero, parece irrefutable tal y como lo constatan los estudios del profesor D. Francisco Galante, que lo atribuye a la gubia de Louis Der Vule, maestro brabanzón, que lo ejecuta en 1514.
Debido a las relaciones comerciales y a las significaciones de las importaciones de obras de arte entre los antiguos Países Bajos meridionales y el resto de Europa, llegaría a Venecia, localidad que gozaba en aquel entonces de un gran esplendor comercial y económico, siendo traída a Barcelona.
En esta ciudad se encontraba el Adelantado Alonso Fernández de Lugo junto a algunos de sus hombres entre los que se encontraba Juan Benítez. Es el momento en que llega un barco proveniente de Venecia don dos cristos. Uno de ellos será el compre Juan Benítez por un valor de setenta ducados. Diversas son las versiones que la historiografía ha dado de este hecho, existiendo notables diferencias entre unas y otras fuentes de información.
Desde ahí trasladan la imagen a Cadiz donde se alojaría temporalmente en la Ermita de la Vera Cruz en Sanlúcar de Barrameda, hasta su llegada a la Isla de Tenerife.
Es una escultura de madera, de tamaño natural. El cuerpo pende de la cruz, siendo sostenido por tres clavos, mostrando una leve curvatura que lo dota de cierto movimiento, viéndose acentuado por la colocación de la cabeza inclinada y ladeada hacia la derecha. Es una imagen conmovedora aunque austera, de gran fuerza expresiva que logra atraer nuestra atención.
Su patético rostro, de exquisitas facciones, muestra un profundo estudio anímico y un intenso dramatismo como es propio en la escultura de los Países Bajos del periodo gótico. Es un rostro ovoide de cejas arqueadas, interrumpidas únicamente por los pliegues del entrecejo, nariz aguileña, y boca entreabierta, cuyos labios son de composición marcadamente lineal. Muestra una cabellera de pelo rizado que acaba en una corta barba y en la parte trasera, en seis trenzados tirabuzones dispuestos simétricamente. La corona de espinas fue tallada en madera verde, quizás sauce, ligeramente humedecida con agua caliente para su fácil moldeamiento, se encuentra superpuesta a una cabellera ricamente labrada, y que es algo propio de las imágenes brabanzonas del momento.
Las extremidades superiores, colocadas casi en la horizontal, muestran con gran detallismo, todos sus músculos y sus venas superficiales.
El tronco es esquematizado, presenta anatomía realista, de amplio tórax y una región abdominal hinchada algo prominente. Presenta la herida de Longuinos, con una disposición casi vertical y ligeramente ladeada hacia la derecha, lo que sugiere un mayor realismo.
El paño de pureza es corto y esquematizado, muy ajustado a las caderas, orientado hacia el lado izquierdo. Muestra elegantes pliegues tanto horizontales como verticales, produciendo unos ricos juegos de luces y sombras. Presenta dos enigmáticas inscripciones: Una de ellas ha sido objeto de distintas interpretaciones, y que de tener algún significado, se correspondería con un texto de carácter piadoso. La segunda ha pasado desapercibida, siendo la que nos remite al autor de la imagen y la fecha de realización (Piadosamente la hizo L(ouis) Der Vule" 1514.
En las extremidades inferiores, muestra lastimadas las rodillas pareciendo querer desgarrarse. Los pies muestran pronunciados cortes transversales, con los dedos curvados hacia adentro y en rotación interna, algo común en otros crucificados nórdicos góticos de cronología avanzada.
Aunque la policromía, por la acción del tiempo, ya está ennegrecida y desgastada, aun se puede observar que nunca predominaron en ellas los tonos sonrosados sino los morenos o trigueños por las sombras de los cardenales, heridas y congestiones.
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