Reportaje fotográfico cedido por Enrique Ayllón González
Nuestra Señora del Amparo,
Patrona y Protectora de la feligresía de Santa María Magdalena, ha gozado de
gran fama y devoción en la ciudad de Sevilla y otras puntos de la
Archidiócesis. E incluso en América.
La Virgen aparece de pie, viste túnica jacinto, toca marfileña y
manto azul ricamente estofado. La túnica, con escote abrochado en la base del
cuello, ostenta una estampación floral, donde predominan los oros con perfiles
rojos y blancos. Cae en múltiples pliegues que al llegar al suelo se quiebran
en otros más pequeños y ondulantes. Bajo el borde inferior, enriquecido por una
fimbria de elementos vegetales dorados y cincelados, asoma tímidamente el
zapato derecho. El manto azul-verdoso está estampado con grandes medallones
dorados y cincelados. Su importante cenefa perimetral emplea elementos
vegetales en tonos azules, rojos y blancos sobre oro cincelado. Y sus vueltas,
también marfileñas, dejan ver una lucida decoración floral menuda. Las
florecillas, de cuatro pétalos, quedan silueteadas en rojo, contrastando vivamente
con las hojitas verdes.
El pequeño Niño Jesús, con pañal rojo, se asienta sobre el
brazo izquierdo de María. Su desnudez es signo de pureza y de inocencia.
Simbolismo que se enriquece con el rojo de los pañales, clara alusión al
sacrificio.
La Virgen se complementa, como
toda imagen mariana glorificada, con una ráfaga de plata en su color. Esta
pieza de orfebrería sevillana, decorada con rocallas y rayos biselados,
conserva las marcas de "PEDRAJAS" y "DECARD" y la giralda.
Es una obra, por tanto, de la segunda mitad del setecientos. La media luna,
también de plata en su color, tiene en el centro un querubín dorado. En sus
extremos hay sendos corazones resplandecientes, concebidos a modo de estrellas.
La gran corona de la Virgen, decorada con flores carnosas de gran realce,
querubines y óvalos con símbolos de la letanía lauretana, es de plata dorada.
Carece de marcas. Sin embargo, en la banda de sujeción original se podía leer
la inscripción "ES DE LA FABRICA". Se cataloga como obra de comienzos
del s. XVIII.
La corona del Niño, también es
plata dorada, hace juego con la anterior. En la banda interior de sujeción
perdura la siguiente leyenda: "EST. ANG. Y CORONA ESTA LA DIO D. DIEGO
BEYO A N. S. DE ANPº. CAPn. Q. ES de DHª Ys".Por fin, debemos reparar en
el corazón alado que exhibe la Virgen en su diestra. Se trata de una pieza de
plata dorada, cubierta de joyas. Entre ellas hay dos camafeos con retratos
femeninos, quizá de las donantes. El conjunto se rodea de una ráfaga de rayos
lisos unidos en sus bases. No posee marcas. No obstante, Mª Jesús Sanz, a
juzgar por la ráfaga y camafeos, la sitúa en el último tercio del siglo
XVIII.Madre e Hijo sostienen entre sus manos un magnífico rosario de filigrana,
trabajado en oro con cuentas de ébano.
"En la mano derecha un corazón con alas; todo adornado de diamantes, el que es símbolo de varios sagrados significados: los dos más propios del título de esta devotísima Señora, son el primero dar a conocer aquellas ansias que su ardiente corazón tuvo en los nueve días de la expectación del parto de su Santísimo Hijo y Salvador del género humano y aun por este motivo se celebraba la festividad principal de esta imagen en el dicho misterio de la Expectación antes que se erigiese Hermandad y algunos años después de erigida, día 18 de diciembre; y dicha Hermandad trasladó dicha fiesta y novena por justas causas y motivos con aprobación del Sr. Provisor, al día grande del Patrocinio domingo primero [sic] de noviembre, por ser precisamente día de su fiesta y por ser día propio del amparo de María Santísima; y así tienen otro sentido y significación el corazón con alas que dicha Imagen tiene en sus manos: es darnos a conocer lo pronto de su Amparo y acelerada protección para todo el que la invoca según sentir común y universal de Santos Padres y como esta inclinación en María Santísima es tan propia por ser madre de todo el género humano ECCE MATER TUA, pues en este lugar y ejercicio nos la legó Nuestro Señor en el Calvario [...]"
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