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domingo, 13 de noviembre de 2011

HERMANDAD DEL SILENCIO

PRIMITIVA HERMANDAD DE LOS NAZARENOS DE SEVILLA, ARCHICOFRADÍA PONTIFICIA Y REAL DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO, SANTA CRUZ EN JERUSALÉN Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA CONCEPCIÓN




La Hermandad del Silencio tiene su sede en la Iglesia de San Antonio Abad, en la Calle Alfonso XII, desde la que cada Madrugá hacen estación de penitencia, Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Santa Cruz en Jerusalén y María Santísima de la Concepción.
Esta iglesia es el resultado de la fusión de la capilla del antiguo hospital de San Antonio Abad y la capilla de Jesús Nazareno, resultando una construcción de dos naves tras la reforma acaecida en el siglo XVIII (1720-1740), bajo la dirección de Diego Antonio Díaz.
De planta rectangular con dos naves y cabecera plana, se cubre por sendas bóvedas de cañón. Por la calle Alfonso XII, el acceso se realiza a través de un compás con una portada de tipo adintelado, entre pilastras cajonadas y rematada por un frontón recto y partido por una hornacina con la imagen pintada al fresco de San Diego de Alcalá.


El retablo mayor se fecha a principios del siglo XVIII, presidido por la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Es de estilo barroco decorado con columnas salomónicas, mientras que en las calles laterales aparecen las imágenes de San Antón, obra de Ruiz Gijón de 1667, y el Beato Juan de Prado, de la misma época que el retablo.
En esta primera nave también encontramos un retablo de mediados del siglo XVIII que alberga la imagen de la Inmaculada, acompañada por San Joaquín y Santa Ana, mientras que en el ático aparecen San Miguel, Santa Bárbara y San Rafael.
Entre otras obras, hay que destacar dos magníficas esculturas de Martínez Montañés, la Virgen María y San José, aunque otros autores consideran que se trata de la imagen de San Juan Evangelista.
Pasando a la antigua capilla de Jesús Nazareno, nos encontramos con una bella cúpula cubriendo la zona del presbiterio, junto a un r que alberga a María Santísima de la Concepción y San Juan Evangelista. En este mismo recinto se encuentran las cenizas de Sebastián Santos Rojas, hermano de esta corporación y brillante autor de algunas de las más importantes dolorosas de la Semana Santa sevillana. 
El retablo del crucificado data del siglo XVIII; el de San José con el niño del siglo XVII y un tercer retablo en el que se le da culto a la Cruz de Guía de la Hermandad. 

NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
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La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno ha tenido diferentes atribuciones a lo largo de la historia, sin embargo, hoy en día, todos los indicios apuntan a una muy posible autoría de Francisco de Ocampo y que puede fecharse entre los años 1609 y 1611. Su catalogación se debe a la similitud formal existente entre este Cristo y el existente en la iglesia de San Bartolomé de Carmona, una talla documentada de F. de Ocampo de 1607. Entre esas otras atribuciones, destacan las de Gaspar de la Cueva o Juan de Oviedo, por las similitudes estilísticas existentes entre esta talla y otras pertenecientes al citados  autores.
Es una obra realizada en madera de cedro y pino de Flandes (cilindro de los brazos) policromada. Mide 183 cm de altura, y es una imagen para vestir.
Sobre su hombro derecho porta una valiosa cruz de carey y plata que aquí se carga "al revés", en posición inversa a la habitual, con el crucero hacia detrás, en alusión al espíritu de los franciscanos y de los Santos Lugares; una manera antigua de representar al Nazareno ya usada por artistas como Luis de Vargas o Francisco Pacheco.  Esta cruz ya  aparece dibujada en un cuadro del paso de este Cristo que data del último cuarto del siglo XVII y que conserva la Hermandad. Dicha cruz es una rica pieza de la orfebrería barroca sevillana realizada en madera de teca sobre carey y plata procedente de  tierras americanas.



Jesús dirige la estrábica mirada hacia el suelo e inclina la cabeza hacia el lado izquierdo, acentuándose la tensión del músculo esternocleidomastoideo derecho. El cuello erguido y alargado, refleja la fortaleza de Jesús en el inicio de su calvario, aún no desfallecido por el esfuerzo. Luce una corona de espinas superpuesta que le provoca finos hilos de sangre nacientes en la frente y cuero cabelludo extendiéndose por el rostro y cuello. 


Posee un alargado semblante que denota sumisión y abatimiento, contrastando con la dulzura de su mirada. Posee una amplia frente, párpados abultados, ojos rajados y policromados en la propia madera, nariz ancha y recta, labios carnosos y entreabiertos que dejan ver una dentadura tallada, pómulos afilados presentando una fuerte contusión en la lado izquierdo. 

El cabello, barba y bigote se encuentran partidos a dos aguas, y modelados a base de minuciosos rizos. La barba termina en dos puntas redondeadas, y la larga melena cae sobre los hombros, quedando mutilado el mechón derecho.

Las manos y los pies muestran un gran detallismo, observándose el minucioso trabajo de las venas, así como el contracción de los músculos derivada de la tensión del momento. Los pies se apoyan con suavidad sobre la basa, pudiéndose observar las uñas impecablemente anatomizadas. El virtuosismo  plástico de su talla se completa como una acertada combinación de colores cetrinos en lo que a las carnaciones se refiere. 

Luce potencias realizadas en oro de ley por Antonio Marmolejo  en 1976, y túnica de estilo "persa" bordada en hojilla de oro sobre terciopelo morado, de Hijos de Olmo en 1919, siguiendo los dibujos de Herminia Álvarez Udell y pasada a nuevo terciopelo por los Talleres de Santa Bárbara



La imagen ofrece un acusado contraposto de regusto manierista




El canasto es de estilo neobarroco, tallado y dorado por José Gil en 1902 según diseño del orfebre y escultor Manuel Ordóñez,  dorado e iluminado por cuatro faroles de plata de ley, cincelados por Manuel Villarreal en 1960.  Es una reforma casi total del paso de 1737. No lleva columnas ni elementos de soporte, tan sólo hojas de acanto, motivos florales policromados y zonas lisas que lo hacen muy peculiar. Lleva cuarenta y cuatro ángeles niños y querubines ejecutados por Juan Luis Guerrero, colocados en diferentes actitudes dispares y portadores de elementos de la Pasión. 
Los respiraderos resultan muy originales, por su línea de corte en la parte inferior y su talla de hojas de acanto en las que se insertan elementos alusivos a la Pasión. 



Los  pelícanos son obra de Juan Luis Guerrero; igual que Cristo se sacrifica para redimir al mundo, el pelícano se sacrifica para salvar o alimentar a sus crías. 


Las cartelas, cresterías y respiraderos se deben a José Gil. Representan escenas de la Pasión, tales como El Prendimiento, La Sentencia, La Exaltación, Coronación de Espinas y el Escudo de la Hermandad en la delantera del paso.





Trasera del paso de Misterio



Detalles de los respiraderos donde se combinan elementos de la Pasión, cabezas de querubines e inscripciones alusivas a la iconografía del nazareno.






Cartela en la delantera del paso, donde se representa el escudo de la corporación.




Detalle del lateral derecho del paso de misterio







A ambos lados de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, se sitúan dos Ángeles Ceriferarios, atribuidos a Pedro Duque Cornejo y Roldán, del siglo XVIII (1726). 


Detalles de algunos de los cuarenta y cuatro ángeles niños que decoran el conjunto del paso, y que constituyen, a nuestro parecer, tanto por la calidad técnica como por la variedad de actitudes, gestos y emociones,  una de las más bellas colecciones de seres alados de la Semana Santa sevillana. En la sección de vídeos, dedicamos uno de ellos a este conjunto de ángeles y querubines.http://pasionenladistancia.blogspot.com/search/label/%C3%81ngeles%20%282%C2%AA%20parte%29.














El llamador representa unas eses con acantos y Cruz de Jerusalén en el centro rematada con tiara pontificia. Fue  realizado en el taller de Viuda de Villarreal en 1983. 



Detalle de la túnica del Señor


ALTAR DE INSIGNIAS 2011





El Estandarte, representa corporativamente a la Archicofradía y consiste en bandera de terciopelo morado recogida alrededor de una asta rematado por una cruz. La bandera llevará bordados en su centro los escudos de España y de la Archicofradía, los emblemas representativos de sus títulos de Pontificia y Real, y las alegorías de las órdenes y familias religiosas a que la Archicofradía está agregada.
En la parte superior derecha se puede observar el Banderín de San Antonio María Claret, banderola rígida de terciopelo de seda morado bordado en hilos de oro. A uno y otro lado aparecen, el nombre del santo y su escudo arzobispal y en el otro la inscripción en latín de su fecha de ingreso en la Archicofradía IV OCTOBER MDCCCLXII.




El Simpecado, insignia original y creada por la Archicofradía en 1731, es símbolo del espíritu mariano y concepcionista de éstas. Pieza excepcionalmente rica y artística, en forma de lábaro con amplias caídas laterales en forma de triángulos, todo ello confeccionado en hilos de oro, calado y bordado de realce.
En su centro, y sobre una Cruz de Jerusalén, figura esculpida en bulto redondo una Imagen de la Inmaculada Concepción, copia de la que posee la Catedral de Sevilla, de Martínez Montañés. Obra del taller de Hijo de Olmo estrenada en 1920, la imagen de la Inmaculada que porta es de José Ordóñez.



La Bandera Morada creada en 1940 para conmemorar el VI Centenario de la Fundación de la Archicofradía, al estilo de la gran Bandera Negra que el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral tremolaba antaño en los días de Semana Santa. Es de seda morada y lleva en su centro una Cruz de Jerusalén bordada en hilo de oro y en el centro de la Cruz el escudo heráldico de la familia Cervantes, en conmemoración al patronazgo recibido en 1340. Va fijada a un asta de madera revestida con canutos de plata repujada y remata con el escudo del mismo metal. Con el nuevo diseño se estrena en la madrugada de 2003.


La Bandera Blanca creada en 1617 para perpetuar el recuerdo del Voto emitido por el Cabildo General de la Archicofradía de 29 de septiembre de 1615 de defender, aun a costa de la sangre de los hermanos, el misterio de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, y presente desde entonces en todos los acontecimientos religiosos celebrados por la Archicofradía, o a los que asistió, consiste en un lienzo de seda  o raso blanco, de forma rectangular casi cuadrada en el que aparece distribuidos las siguientes letras, signos y anagramas: 

En el ángulo superior izquierdo una Q, y en el derecho una S.; en el centro una corona real y debajo un anagrama formado por una  M. y una A. entrelazadas, y bajo este otro anagrama de una M., y una D., también entrelazadas; en el ángulo inferior izquierdo, una A. unida a una L., y en el derecho una C. seguida de un signo terminal de interrogación.
Estas letras y signo de tela azul celeste, son en la actualidad replica de las que figuraron en la primitiva Bandera de 1617, y constituyen las iniciales de la frase latina "Quis sicut Maria Mater Dei absquelabe concepta?. La bandera con las letras originales del mencionado año de 1617 se conservan en una vitrina de la Sala Capitular. 



Las bocinas, en número de seis, cuatro para el paso del Señor y dos para la Virgen. Las primeras en terciopelo morado y las segundas en color celeste con bordados en oro. Datan de entre 1920 y fueron realizados por Hijos de Miguel Olmo.
En 2010 estrenaron nuevas Dalmáticas para los acólitos del cortejo del Señor y de la Virgen, en las que se ha recuperado su primitivo borlaje tal y como vemos en la imagen de la derecha,

SANTA CRUZ EN JERUSALÉN


La Cruz de Guía, de madera noble, lisa y sin aditamentos, sólo lleva la tablilla con las iniciales I.N.R.I. en plata y cuatro pequeñas cruces, también en plata, colocadas en la intersección del asta y los brazos para componer la Santísima Cruz de Jerusalén. Debe abrir todas las procesiones, y en la penitencial será llevada siempre en alto flanqueada por varas. Fue estrenada en 1804.

MARÍA SANTÍSIMA DE LA CONCEPCIÓN


La Imagen de María Santísima de La Concepción, se debe a la gubia de Sebastián Santos Rojas en 1954, realizada en madera de ciprés policromada, siendo una imagen de candelero para vestir con una altura de 174 centímetros. Se adquirió para sustituir a otra más antigua de Cristóbal Ramos de 1752, que estaba gravemente dañada por el paso del tiempo. 
Está considerada como una de las mejores dolorosas de Sebastián Santos, en particular, y de la producción andaluza del siglo XX, en general. Su autor ha permanecido fiel al modelo iconográfico establecido desde el siglo XVII, aunque con algunas variantes. Pertenece al tipo de imágenes pasionistas que expresan una angustia solemne y recogida, sin aspavientos ni rebuscados rictus de aflicción. De ahí que María mantenga la cabeza erguida y la mirada perdida hacia el frente, con los ojos de cristal muy abiertos y ensimismados en un padecimiento soportado con gran entereza. Los efectos del llanto se manifiestan en el leve fruncimiento del entrecejo, la hinchazón de los párpados, sus pálidas carnaciones y boca entreabierta que deja escapar una exclamación de dolor y en la que se pueden apreciar los dientes superiores. Las siete lágrimas de cristal surcan su rostro, cuatro en la mejilla derecha y tres en la izquierda, como símbolo de los siete dolores de María. De idealizada belleza, presenta las cejas linealmente dibujadas, nariz de tipo hebraico, pómulos salientes y el mentón fijo y redondeado. Las pestañas superiores son postizas, las inferiores se encuentran pinceladas en la madera. Los dientes y la lengua se hallan perfectamente tallados recordando las maneras astorguianas. Las manos, de dedos esbeltos y gráciles,  se encuentran extendidas portando un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda,


Va acompàñada por San Juan Evangelista, en sacra conversación, obra de Cristóbal Ramos (siglo XVIII, 1752), remodelando una efigie anterior de tamaño inferior a la que superpuso una mascarilla de terracota. El cuerpo se halla realizado en madera policromada. El bigote y la perilla le son añadidos en 1922 por Carlos y Cayetano González a imagen y semejanza del modelo del San Juan del Gran Poder, del imaginero Juan de Mesa. 

La corona se debe a la mano de Jesús Domínguez Vázquez, estrenándose en el año 1955. Ejecutada en plata de ley sobredorada formando un gran conjunto de estilo dieciochesco en lo que a detalles se refiere. Posee un ancho aro en el que se encuentra repujado un friso de motivos vegetales, roto por una voluta invertida cuajada de ovas y perlas enmarcadas por pedrería fina. Un esplendoroso canasto emerge plagado de ornamentación calada a base de elementos vegetales y motivos rocallas típicos del siglo XVIII. Imperiales de gran movimiento ascendente sirven de preludio a una desarrolladísima ráfaga en cuyo centro se sitúa el escudo de la corporación, realizado con piedras preciosas en azul y rojo, flanqueado por decorativas "ces" y por cabezas de querubines aladas. A partir de aquí emergen infinitud de rayos entre los que se alternan los rectilíneos con los ondulados. Una gran cruz decorada con piedras preciosas culmina con gran majestuosidad este conjunto. 




El paso de palio de la Virgen de La Concepción responde a la tipología de cajón con crestería y techo de plata, siendo una de las obras cumbre de las artes suntuarias contemporáneas. Es de estilo neobarroco con perfiles neobizantinos y neorrománicos al hallarse inspirado en la fachada principal de la Iglesia de San Marcos de Venecia. Entronca con las antiguas tradiciones de modelos de pasos de palio de plata, tales como la Virgen de Loreto, La Macarena, Montserrat, Virgen de la Merced, e incluso anteriores, de finales del siglo XVIII, como la Soledad de San Lorenzo. En el siglo XIX, la Esperanza de Triana y La O, lo llevaban de plata Rull. Cayetano González Gómez es el autor de la Orfebrería, cincelando el monumental palio con sus varales, estrenándose en 1930. 



La crestería está rematada por un conjunto de arcos de medio punto, en cuyo interior se representa todo un programa de exaltación mariana en relieves sobredorados. Fue realizado por Cayetano González en 1930. En el frontal y en la trasera se sitúan tres arcos, dibujando el central un arco trilobulado, correspondiendo al frontal las escenas de Nacimiento, la Inmaculada Concepción e Infancia., mientras que en los laterales se ubican cinco, correspondiendo a cada entrevaral escenas de: Crucifixión, Descendimiento, Piedad, Tránsito y la Coronación, Asunción, Calle de la Amargura, etc. Unas magníficas jarras con azucenas se sitúan entre los arcos, verdadera obra maestra de orfebrería. 





Las caídas del palio son metálicas y rectilíneas, acabadas en corbatas, de las cuales penden borlas también de diferente tamaño. En los laterales, se alternan una grande y dos pequeñas, entre cada intervaral, siendo la central más grande que las laterales, mientras que en los frontales se agrupan en tres tramos, los laterales con tres corbatas y en el tramo central aparece a modo de eje compositivo una corbata de grandes dimensiones, flanqueada por dos de diferentes tamaños a cada lado. 




Detalle de las esquinas del techo de palio, y de  las jarras de azucenas, son obra de Cayetano González de 1930.


El techo de palio fue la obra emblemática del taller de Hijos de Olmo, siendo la bordadora Herminia Álvarez Udell la confeccionaría la pieza en 1917, siguiendo el repertorio decorativo del mundo regionalista tan de moda en esta época. Realizado en oro con técnica de Hojilla combinada con puntos de setillos, al igual que ocurre con el manto. Se articula el esquema compositivo en dos grandes marcos cuadrangulares, ubicando en el centro el escudo de la corporación con las jarras de azucenas en las esquinas. El jarrón de azucenas es uno de los motivos más repetidos en los programas iconográficos del arte cofrade hispalense, al aludir a la pureza de María. 


En el techo de palio, aparece en la gloria, el escudo de la corporación, y la Cruz de Jerusalén, rodeado todo por una orla con la inscripción "¿QUIÉN COMO MARÍA MADRE DE DIOS CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL? MDCXV, a modo de intersección aparece un friso, separado de los varales con motivos geométricos. 


El manto fue realizado un año antes que el techo de palio. En 1915, para conmemorar el tercer Centenario del Voto de Sangre en defensa de  la Inmaculada Concepción, la hermandad decidió realizar un nuevo manto para celebrar tal efeméride. 


El diseño es de José de Olmo, mientras que los bordados se correspondieron con el trabajo de Herminia Álvarez Udell. Se bordó sobre terciopelo celeste con hilos metálicos dorados. La técnica utilizada es la de hojilla combinada con setillo. El diseño se corresponde con un estilo neobarroco intercalado con elementos de raigambre mudéjar, todo ello inspirado en el manto de la Virgen del Voto de la Colegial del Salvador, cuya autoría se fecha en 1687. 
Combina una serie de motivos vegetales estilizados, creando un estilo que se convertiría en la alternativa al llamado juanmanuelino que en este momento se estaba implantando en Sevilla. Este estilo se vería refrendado en los mantos de la Virgen de la hermandad de la Exaltación y la Virgen del Patrocinio, de la hermandad del Cachorro.

Fue restaurado y pasado a nuevo terciopelo, de la misma tintada que el original, por los talleres Santa Bárbara, entre 1997 y 2000. Este taller fue fundado en las dependencias de esta hermandad. 

Del mismo modo se restauraron el techo de palio (1996) y los faldones (1999). En la labor de restauración se empleó oro fino de varios calibres y clases (liso, moteado y torzal). El terciopelo provenía de Lyon, y como hemos comentado, con la misma tintura que el original. El damasco de los faldones del palio, se adquirió en un telar de Valencia, restaurando los medallones en sedas de colores. El bordado que se conservó del original, en el caso del techo, fue del ochenta por ciento del mismo. 




La saya en terciopelo morado, realizada por Herminia Álvarez Udell, siguiendo el mismo estilo que luego proyectaría en el resto de enseres de la corporación. En torno a un tallo alargado se ubican hojas de cardos y rocallas que enroscados se extienden por todo el espacio. Fue también restaurada por Talleres Santa Bárbara.



Los respiraderos del paso de palio, con diseño de Cayetano González,  son los mejor diseñados en cuanto a estructura rectilínea. Poseen un esquema compositivo a base de triples arcos de medio punto, enmarcados por una cenefa con incrustaciones de piedras preciosas, adquiridas al alemán Herman Holling.  Estos arcos se separan por columnillas ornamentadas con fuste y capitel de diferente ornamentacion a base de una  gran variedad de motivos vegetales. En el arco central se ubica el escudo de la Corporación flanqueado por dos tajas decorativas repujadas, motivo que se vuelve a repetir en los restantes seis arcos que se distribuyen entre las dos secciones de los extremos. En las imágenes vemos sendas secciones laterales. Su forma evoca la imagen de los claustros románicos.




Detalle de las esquinas de los respiraderos, donde con reminiscencias  neobizantinas, se sitúan las imágenes de los cuatro evangelistas. 




Las Maniguetas, diseñadas y ejecutadas por Cayetano González, dibujando unas formas octogonales de original diseño, propio de las composiciones de este insigne artista. 


Detalle de la decoración de los arcos ubicados en los respiraderos


La Candelería, está formada por setenta y cuatro piezas, es una verdadera joya de la orfebrería sevillana, ya que puede ser una de las tipologías más antiguas de las que conserva la semana santa hispalense. Vemos diferentes tamaños en cuanto al cubillo, siendo más anchos  los que se deben a la mano de Viuda de Villarreal en 1999-2003. En la imagen vemos como se ha tenido que rebajar la cera para poderla introducir en los cubillos.


Los relicarios son muy peculiares. En el centro se recoge el velo de la Virgen, una pieza del siglo XVIII. El de San Feliciano y San Cayetano se ubican en medio de las candelerías, y posteriormente se le añadieron dos, el de una piedra de la Gruta de La Anunciación, y el de San Antonio María Claret. 



El llamador del paso de palio, estrenado en el año 2010, representa el león de San Marcos. de la Puerta de la Carta, del palacio Ducal de Venecia.


Los varales están articulados en ocho tramos, divididos por nudetes de cierta proporción, presentando todos el mismo tamaño. No acaban en perillas como es habitual en los palios sevillanos, ni tienen un basamento claramente definido. 


La peana, de plata de ley, es una verdadera obra maestra de estilo barroco. Está fechada en 1688, es la pieza más antigua de la Semana Santa hispalense, de grandes dimensiones y planta rectangular achaflanada, con decoración de grandes roleos y hojas de cardo con gran bulbosidad. Estas flores se muestran abiertas, semiabiertas y cerradas, algo inusual y casi único en la platería sevillana del barroco. Posee una incripción en su basa que reza lo siguiente: "SIENDO FISCAL DE ESTA SSTA. HERMANDAD DE JESÚS NAÇARENO Y SAGRADA CRUS EN JERUSALEN, D. JOSEPH DE ZERBERA A SOLICITUD DE EL SE FABRICO ESTA URNA AÑO 1688"

Como alternativa a la iluminación de la efigie derivada de la candelería, se ubican "mecheros" que son cubillos afines a los candeleros, que se sitúan sobre la pena de la Virgen, iluminándola con un codal desde abajo, acentuando de este modo el dramatismo de la Virgen. 

El paso no lleva jarras delanteras, mientras que los laterales se ubican jarritas de entrevarales con un magnífico diseño, presentando cabezas de águilas a modo de asas, con motivos decorativos en las panzas, que alternan los geométricos con el escudo de la Corporación, completándose con candelabros de cola de diez brazos terminados en guardabrisas. Cabe destacar que la primera imagen que procesionó con jarras, fue la Virgen de la Concepción. 

El exorno tradicional, es la flor de Azahar, que por su blancura hace referencia a la pureza de la Inmaculada Concepción. Quien introdujo esta costumbre fue Don Luis Ybarra y Osborne en 1916. Anteriormente utilizaba alelíes. La exclusividad en su uso la tuvo hasta los años cuarenta, cuando la Virgen de Loreto la incluye en su exorno. La flor se toma de las fincas  que  varios hermanos tienen en Lora del Río y Tomares.




Candelabros de cola


Los faldones fueron realizados por Herminia Álvarez Udell en 1918, y restaurados en 1999. En los medallones se representan el escudo real de España, el de la Ciudad de Sevilla, el de Santa Cruz de Jerusalén, los emblemas de las agrupaciones de la Archicofradía y la tiara pontificia.  Los dibujos de los medallones se debe a Carlos Laconte. Los escudos quedan enmarcados por una cenefa y dos broches calados en cada extremo. Han sido calificados como de un estilo barroco-mudéjar. Se estrenaron conjuntamente con la saya de la Virgen y los ropajes de San Juan. 



Escudo de la ciudad de Sevilla


Detalle de uno de los broches


Detalle del los atuendos de San Juan 

4 comentarios:

  1. Desde que os sigo, he de confesar que me tiene cautivo vuestro trabajo concienzudo, pormenorizado, detallado en el texto y en una soberbia calidad fotográfica, y ante todo, fiel a la verdad que siglos de fe y de vida en Cofradía nos han legado.
    Si había que llevar adelante un estudio científico de la Hermandad que rinde honor a la Majestad del Dios Nazareno y a la Pureza de su Bienaventurada Madre, aquí lo tenemos.
    MUCHÍSIMAS GRACIAS, DE TODO CORAZÓN POR TODOS ESTOS REPORTAJES (SUBLIME EL DE LA COFRADÍA DEL VALLE).
    ¡SOIS ÚNICOS!
    Este es el mensaje de un iliturgitano agradecido, por mi y por todo mi linaje cofradiero.
    GLORIA NAZARENORUM
    QSMAMDALC?

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  2. Para quien os escribe y para todo mi linaje cofrade, esta entrada es el homenaje cabal a vuestra diligencia, a vuestra fe cofrade, a un trabajo concienzudo, cautivo del ser de nuestras Cofradías, que ha encontrado en la herencia magestuosa de la Hermandad del Silencio todos y cada uno de los vericuetos de su significado procesional.

    ¡UNA ENTRADA COLOSAL! Muchísimas gracias, como hermano de Cofradía de ruan y esparto.

    GLORIA NAZARENORUM QSMAMDALC?

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  3. Hola soy Narciso Corrales de Hobby Cofrade desde que os sigo en el blog cada vez que quiero consultar algo de la semana santa de Sevilla ahí están ustedes con un trabajo envidiable y de una calidad sobresaliente al mas mínimo detalle como ya te comente soy
    artesano de la miniatura cofrade y mi trabajo ustedes me lo hacen mas fácil solo puedo decir impresionante vuestro trabajo.
    Muchas Felicidades . Un abrazo muy fuerte de un seguidor mas de vuestro blog

    Un saludo Narci.C.Ramos

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  4. Hola Narciso, te damos las gracias por tus comentarios que nos animan para seguir mejorando. El tuyo si que es un trabajo impresionante, jamás hemos contemplado miniaturas tan conseguidas como las tuyas. Si necesitas fotos concretas o algo similar, si las tenemos, cuenta con ello. Un Abrazo de Santiago y María.

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