Con un mensaje claro, sensitivo y caritativo, la pintura Beatriz Barrientos nos pregona visualmente la Semana Santa de 2014. Nacida en El Porvenir, y con especial devoción por la Virgen de la Victoria de Las Cigarreras, no incluye ninguna imagen de estas corporaciones entre los elementos de este cartel. Santa Marta y el joven acólito Ricardo Romero centran la composición que pasamos a describir simbólicamente.
Realizado con la técnica de la acuarela, representa un retrato hiperrealista del discurrir de una hermandad por la calle: acólitos, nazarenos, paso de misterio, incienso, el monumento de la Catedral hispalense y el paisaje urbano de Sevilla en una tarde de primavera conforman la combinación perfecta de elementos para que una Estación de Penitencia se haga realidad. Todo ello envuelto en una gran nube de incienso que se funde con los colores apastelados del atardecer de la ciudad del Guadalquivir. La amalgama mágica que año tras año atrae a numerosos foráneos a repetir la experiencia de la Semana Santa en Sevilla, y de la que nosotros somos afortunadamente conscientes.
Para muchos conocedores de la Semana Santa, este cartel les recuerda a los del año 2002, obra de Manuel Sánchez Arcenegui (derecha), y al del año 1947 ejecutado por Ruiz Vela (Izquierda).
El mensaje central del cartel es la caridad y la obra social que realizan las hermandades en estos tiempos tan difíciles; un elemento común a todas las hermandades, tanto de penitencia como de gloria, y que se manifiesta en esta imagen a través de la efigie del Santísimo Cristo de la Caridad de la Hermandad de Santa Marta, que hasta el momento nunca había aparecido representado para anunciar la Semana Santa.
El paso de misterio, enmarcado por las ráfagas del altar del jubileo de la Catedral, se adentra en la nube de incienso tal y como hace cada tarde del Lunes Santo al llegar a la Plaza de La Campana. Una atmósfera etérea, ligera y transparente entre la que sobresalen nazarenos de Santa Marta y acólitos turiferarios que esparcen el incienso que sirve de guía visual de la composición.
Ricardo Romero, ese joven de mirada melancólica que salió de acólito de esta hermandad en un año difícil de su vida, viene a representar el compromiso de la juventud con la iglesia a través de las hermandades, y la importancia que para los sevillanos constituye el momento de vestirse y salir con la hermandad de su barrio a la calle.
Los bordados de la dalmática, el incienso, la plata, los dorados de la madera y la orfebrería recuerdan el esfuerzo de los artesanos del sector que sufren ante la falta de encargos como consecuencia de la crisis económica que nos afecta.
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