La imagen representa una advocación propia de la provincia de Salamanca. Cuenta la tradición que la escultura fue traída por Juan Antonio Lutzardo de Franchy, a principios del siglo XVII. Es una talla de mediano tamaño, de vestir, y que cuenta con un gran valor histórico. Desde su llegada, contó con hermandad propia, la cual se ha mantenido hasta la actualidad como Venerable Hermandad de Nuestra Señora de la Peña de Francia.
Su ajuar más característico es el manto procesional, bordado con flores y los escudos de Puerto de la Cruz y Cuba. Fue realizado en un convento de La Habana y regalado a la virgen por la poetiza, Dulce María Loynaz en 1951, al ser declarada hija adoptiva de Puerto de la Cruz.
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