Semana Santa en Sevilla
Es una de las más importantes celebraciones en Sevilla que se celebra desde hace siglos, el origen se remonta al siglo XIV. Los orígenes de estas procesiones se remontan al concilio de Trento. Comenzaron siendo simples Vía-Crucis, aunque la devoción de la gente por determinadas imágenes dieron lugar a la creación de diferentes asociaciones. Algunas procesiones nos dan la pista de su origen gremial, como la de Los Negritos, La Carretería...ya que los gremios de la época del barroco también acabaron organizando sus propias celebraciones religiosas alrededor de sus imágenes más veneradas. Esto acabó conformando lo que hoy se conoce como Hermandades, y que reúne a distintos barrios o parroquias venerando a la imagen que tienen en su templo. Así nos encontramos con las famosas hermandades de: La Macarena, San Bernardo, San Julián entre las hermandades más antiguas o más recientemente San Gonzalo, Tiro de Línea, Nervión, el concepto barrio y el concepto hermandad son sólo uno.
Costumbres y tradiciones en Semana Santa
La Semana Santa sevillana tiene diversas tradiciones que suelen respetarse anualmente por sus seguidores. Las Cofradías hacen sus procesiones de penitencia por las, muchas veces estrechas calles de la ciudad, desde su iglesia hasta la Catedral; mientras que la vuelta, siempre por la ruta más corta posible, tal como fue decretado por las ordenanzas de Cardenal Niño de Guevara en el siglo XVII. Esto se hace a través de un recorrido fijado de antemano y sujeto a un rigurosísimo control horario, tanto una cosa como la otra es absolutamente inalterable y si por cualquier razón, metereológica o de fuerza mayor no se puede o se piensa que no es posible hacer la estación completa, ésta se suspende y la hermandad en concreto tendrá que esperar todo un año para volver a intentarlo.
A largo del recorrido de las procesiones, los pasos hacen paradas en las que los fieles desde los balcones cantan saetas a las imágenes. Si bien estas paradas no son espontáneas, ya que todo el recorrido está cronometrado, a lo largo del trayecto se pueden escuchar saetas que entonan los asistentes y que añaden más emoción a las procesiones.
En la mañana del Domingo de Ramos también es costumbre la visita de los templos, donde se exponen los pasos ya preparados para procesionar durante la semana.
El Jueves Santo, la mayoría de las iglesias instalan en su interior Monumentos al Santísimo, para venerar el Sacramento de la Eucaristía, en conmemoración de la Última Cena de Jesús. Especialmente espectacular es el instalado en la Catedral.
Suelen salir a ver las cofradías más o menos arreglados, sobre todo el Domingo de Ramos así como el Jueves y Viernes Santo por la tarde. En Semana Santa era tradicional que las damas se vistieran de negro luciendo sus mejores galas: en la cabeza peineta de carey sobre la cual se ponían la mantilla negra de encaje, que se lucían acompañando a las procesiones y visitando las iglesias de la ciudad, especialmente el Jueves y Viernes Santo. Hasta mediados de siglo esta tradición se mantuvo fielmente de madres a hijas; en algunas casas sevillanas de un cierto rango social se vestían todas las mujeres de la familia, e incluso tenían siempre en reserva una mantilla por si llegaban invitadas de fuera de la ciudad. Hubo unas décadas en las que esta costumbre pareció decaer, pero actualmente la tradición de vestirse de mantilla en Semana Santa vuelve a tomar auge.
En estas fechas también suelen cambiarse en algunos hogares sevillanos los hábitos alimenticios, comiendo espinacas con garbanzos, bacalao con tomate, etc. que son propios de estas fechas. El dulce preferido en Semana Santa son las torrijas, generalmente de vino y miel, así como los pestiños de miel.
También es tradicional y gracias a la naturaleza primaveral de la época, que los naranjos regalen sus flores acompañadas de su peculiar aroma, el azahar, envolviendo la ciudad con una fragancia exquisita.
También es tradicional y gracias a la naturaleza primaveral de la época, que los naranjos regalen sus flores acompañadas de su peculiar aroma, el azahar, envolviendo la ciudad con una fragancia exquisita.
Visita a los templos:
Lo primero que hay que hacer, es levantarse temprano. La jornada ha de iniciarse con las visitas a los templos desde los que salen las cofradías. Pronto nos llamará la atención que al entrar en una iglesia, miembros de la Hermandad nos intentarán poner un adhesivo o un alfiler, en la solapa de chaqueta o camisa a cambio de una pequeñísima aportación completamente voluntaria. Debemos acceder, comenzaremos a sentirnos sevillanos desde este momento. La costumbre del adhesivo sucede todos los días de la Semana Santa por las mañanas, por la tarde generalmente no. No debemos perder la ocasión de visitar los templos desde donde salen las cofradías. La mayoría de las iglesias contienen una gran cantidad de obras de arte y otras son ellas mismas. Debemos tener muy en cuenta que si dejamos de visitar un templo el día de salida, tal vez no lo encontremos abierto el resto de días de la semana.
Procesiones y pasos:
La mayoría de las hermandades llevan dos pasos.
Algunas hermandades tres pasos como: El Amor, la Cena, San Benito o la Trinidad, otros sólo tienen un paso como: Santa Marta, la Quinta Angustia, la Soledad de San Buenaventura o la Soledad de San Lorenzo.
Durante los ocho días de Semana Santa, un total de 60 hermandades, llevan sus 116 pasos desde su iglesia hasta la Catedral y viceversa, pasando por la llamada Carrera Oficial, que es la zona de la ciudad por la que pasan todas las cofradías de la Semana Santa de Sevilla en el itinerario por su recorrido de penitencia, comenzando por la plaza de la Campana y siguiendo por calle Sierpes, plaza de San Francisco y avenida de la Constitución, para entrar a la Catedral de Sevilla realizando la Estación de Penitencia, en la compañía de unos 60,000 hermanos que participan en sus diferentes apariencias: nazarenos, penitentes, costaleros , acólitos.
Los espectadores pueden alcanzar el impresionante número de un millón de personas durante la noche más importante de la Semana Santa en Sevilla: la Madrugá (de Jueves a Viernes Santo), cuando las hermandades del Silencio, el Gran Poder, El Calvario, los Gitanos, la Esperanza de Triana y la Macarena emprenden su procesión a la Catedral.
Un primer paso para entender la Semana Santa en Sevilla, es saber en qué consiste una procesión.
También es de interés el mapa con las rutas de las procesiones. Intentar hacerse con un programa de Semana Santa, con horarios recorridos, etc. Se da en bares, cajas de ahorros, oficinas de turismo, etc. O comprar algún diario local para conseguir más información sobre las hermandades de ese día, así como sus itinerarios.
1 - La Marcha
Las bandas musicales que acompañan a la mayoría de los pasos, tocan las marchas cofradieras, muchas de las cuales son de gran belleza y enorme calidad musical. Caben destacar, por ejemplo, Amargura, Virgen del Valle o Jesús de las Penas.
2 - La Cruz de Guía
Insignia que abre el cortejo procesional, flanqueada por dos nazarenos que portan faroles.
3 - La Bulla
Aglomeración humana que se congrega principalmente junto a los pasos, y en zonas determinadas de los trayectos de las cofradías.
4 - Los Nazarenos
Los miembros de la hermandad que componen el cortejo pocesional portando cirios o insignias, vestidos con túnicas y cubiertos por el capirote y el antifaz.
5 - Costaleros
Los costaleros son los miembros de la hermandad que llevan sobre sí o 'cargan' una de las imágenes o pasos que forman parte de los cortejos procesionales durante la Semana Santa.
Dentro de la hermandad tienen una de las tareas más importantes de realizar, que es la de llevar el paso a costal.
6 - El Paso del Cristo
Se denomina paso al conjunto formado por las andas y las imágenes que se sustentan sobre éstas. El paso puede ser de Cristo, que porta a Jesús, de Virgen (también llamado paso palio), o de Misterio, si lo que porta es un conjunto de imágenes que escenifican algún pasaje de la Pasión.
Son los Costaleros que llevan el paso, unos 30 a 40 hombres fuertes, normalmente de la propia hermandad, que pasan casi desapercibidos, debajo del paso. Son dirigidos por el capataz por las estrechas calles de Sevilla. El paso del Cristo suele ser el primer paso de una procesión.
7 - Los Penitentes
Los Penitentes son los miembros de la hermandad, que ejercen el acto auténtico de la penitencia, llevando una cruz de madera, a veces dos, y, con frecuencia descalzos, haciendo así todo el camino de la procesión.
En muchos casos se hace todavía como un acto de cumplimiento de una promesa religiosa.
Los Penitentes visten como los Nazarenos, pero no tienen capirote, con lo que la parte superior del antifaz se queda colgando atrás, en vez de erguido tomando la típica forma del capirote de los Nazarenos.
Los penitentes van detrás del paso del Cristo.
8 - El paso de palio
Es el paso que porta La Virgen. Para los sevillanos cada Virgen es diferente, única y especial, aunque para el visitante puedan parecer todas bastante iguales. Esto se debe a que, al contrario de los pasos del Cristo, que llevan representaciones varias, los pasos de la Virgen representan todos el mismo momento de la historia bíblica: la Madre llorando por la muerte de su Hijo.
Esta única representación tiene muchas diferencias en los detalles, que los sevillanos conocen, pero que pueden pasar desapercibido para el visitante en un primer momento. Después de ver varios pasos de la Virgen podemos empezar a distinguirlos.
Un elemento muy importante que cambia es el manto, la enorme pieza de tejidos nobles, en la mayor parte de los casos luciendo extraordinarios labores de bordado, que partiendo desde la imagen, se extiende sobre un soporte rígido, por toda la parte trasera del paso de palio.
El propio paso lleva un dosel, sustentado por los varales, que llevan los pasos de Virgen, como si fuera un techo que protegiera a la imagen. Muchos de ellos son verdaderas joyas de orfebrería y bordado.
Los varales son los doce soportes verticales que sustentan el palio. Aparecen adornados por artística labor de orfebrería, y ligeramente sueltos, para permitir que el característico movimiento de los costaleros se transmita al conjunto del paso.
9- El capataz
Es la persona responsable de conducir un paso en procesión, jefe de la cuadrilla de costaleros a los que manda y ordena con su voz, su vista, su tacto y arte. Se le puede ver siempre en la parte delantera del paso, al cuidado del llamador con el que hace ejecutar sus órdenes. Hay capataces famosos que han creado escuela, y un estilo a la hora de llevar los pasos. Familias como los Ariza o los Santiago, los Villanueva, Bejarano (famoso por darle los andares que llevan el Gran Poder o La Lanzada), Salvador Dorado "el penitente", "Rafael Franco"...
10-El llamador
Elemento ubicado en la parte frontal del paso, es un aldabón de metal, de oro o plata, hecho de forma artística con motivos religiosos relacionados con la hermandad. Es el instrumento que utiliza el capataz para ejecutar las órdenes que previamente ha dado a los costaleros. El llamador también es conocido como "martillo", sobre todo en el mundo de los capataces y costaleros.
Ver una Cofradía:
Ver una cofradía puede parecer algo relativamente fácil: el cortejo transcurre a lo largo de la ciudad y, en cualquier punto de su recorrido (excepto en la Carrera Oficial), cualquiera puede acercarse libremente a disfrutar de su contemplación. Sin embargo, es necesario tener en cuenta una serie de principios.
En primer lugar, muchas de las cofradías realizan buena parte de sus recorridos por calles más o menos estrechas del casco antiguo. Algunas incluso buscan deliberadamente desarrollar su itinerario por los recovecos más pintorescos posibles. El tránsito de los pasos por "marcos incomparables" es fundamental en la composición de la obra de arte, pues el urbanismo de la ciudad se convierte en escenario de los momentos cumbres de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Un paso de palio iluminado con su candelería, una plazuela recóndita de Sevilla, el espectacular trabajo de la cuadrilla de costaleros haciendo que el palio sortee sin problemas las dificultades de una calle estrecha, o el envolvente sonido de una marcha cofradiera en una calle estrecha son componentes básicos de los mejores momentos de la Semana.
Acercarse a estos puntos requiere cierta habilidad para las personas poco expertas. Perderse en el laberinto de calles que es el casco antiguo de Sevilla no es difícil, incluso para los sevillanos. Los mejores rincones, o al menos los más conocidos, para contemplar una cofradía pronto se llenan de público (ver bullas).
Por otra parte, aguardar de pié el tránsito completo de una procesión no siempre es buena idea. Algunas cofradías tardan en pasar íntegramente (desde la Cruz de Guía hasta la banda de música que suele acompañar a los pasos de palio) dos horas, a veces más. Una experiencia como esa puede dejar nuestros riñones y pies inhabilitados para el resto de la jornada.
Consejos para ver cofradías:
Antes de iniciar la jornada cofradiera, debemos trazarnos un esquema básico de lo que queremos ver y donde. Sobre él podremos ir más tarde estableciendo las variantes que creamos conveniente.
No hay que obsesionarse por verlo todo. Es casi imposible. Un buen lema: calidad antes que cantidad.
Pensemos que el tiempo que vamos a estar de pié o andando, debemos ponerlo en relación con nuestra edad o condición física. Estableceremos todas las paradas que creamos necesarias (e incluso alguna más) en las estupendas terrazas y veladores que llenan la ciudad.
Aunque muchos lo hacen, no es buena idea seguir el recorrido de los pasos situándonos delante de ellos (cangrejear). Esto es sumamente incómodo (pisotones, apreturas, empujones) y además resulta molesto para los que contemplan la cofradía desde los lados y para el mismo paso, que ve dificultado su tránsito.
Como norma general si queremos ver una hermandad en una calle estrecha deberemos entrar en ella antes de que comiencen a pasar los nazarenos, evitando colocarnos en las zonas de los cruce de calles
Si la hermandad ya está en la calle, seguiremos al último paso, normalmente el de Virgen y entraremos en la calle tras él y cuando se pueda nos colocaremos lo más cerca posible.
Si la hermandad ya está en la calle, seguiremos al último paso, normalmente el de Virgen y entraremos en la calle tras él y cuando se pueda nos colocaremos lo más cerca posible.
Si en nuestro camino se cruza una cofradía, en muchos casos será mejor dar un rodeo que atravesar la procesión.
Se puede cruzar una hermandad en la calle, si no hay demasiada gente, pidiendo educadamente paso.
El encanto de las cofradías no es solo verla pasar. Se recomienda seguirla si es posible unos 200 o 300 metros para poder escuchar las marchas o disfrutar de los giros y movimientos acompasados. Los momentos más emocionantes y populares suelen ser los movimientos coordinados de los pasos y la música de las bandas.
Debemos preguntar a los sevillanos siempre que se quiera. La inmensa mayoría se muestran gustosos de aconsejar a los visitantes sobre los lugares y momentos más interesantes de cada día.
Para observar en detalle ese tesoro artístico que suponen los pasos, insignias y demás elementos que componen el cortejo procesional, lo mejor es dirigirse, el mismo día de la salida pero por la mañana, a los respectivos templos(ver visita templos).
Consejos para andar por Sevilla en Semana Santa.
La Carrera Oficial, el eje central del casco histórico (desde Sierpes hasta la Catedral), divide al centro en dos partes, sin embargo, existen una serie de pasillos, muy bien organizados por la Policía Municipal, que permiten pasar de un lado a otro. Las calles adyacentes a la Carrera, suelen estar atestadas de gente. Para los de fuera, es algo difícil poder disfrutar de los lugares emblemáticos, donde los costaleros hacen sus mejores “chicotás”, donde se “lucen” las cofradías. Lo ideal es programar unas rutas, una para cada día, donde poder ver, más o menos, lo mejor del día. Será necesario el mapa del centro y marcar los itinerarios e informarnos con antelación de la procesión que más nos interesa ver y conocer su trayecto, ya que muchas de ellas se celebran al mismo tiempo, en distintas partes de la ciudad.
Andar en grupos de más de seis personas puede resultar muy incómodo, entre otras cosas porque el riesgo de que alguien se despiste es elevado. Andar buscándose unos a otros no es la forma más divertida de pasar una tarde de Semana Santa en Sevilla. Podemos preguntar a los sevillanos cual es la mejor opción, ellos pueden aconsejarnos adónde ir y sobre todo por dónde.
Para cruzar la Carrera Oficial (plaza del Duque- Catedral) hay previsto varios pasos señalizados a la altura de la calle Sierpes, dirección calles Cerrajería y Sagasta, plaza de San Francisco, dirección Plaza Nueva Plaza del Salvador, y avenida de la Constitución, dirección calle Hernando Colón.
Para desplazarse a o desde la Catedral hacia la zona de la Campana -Plaza del Duque, normalmente y por el paso de las hermandades hay que realizar un rodeo, los itinerarios recomendados son por el Norte: calles Don Remondo, Corral del Rey ,plaza de San Isidoro , plaza del Cristo de Burgos, plaza Encarnación, plaza de San Andrés, calles Amor de Dios, Trajano, hasta llegar a la plaza del Duque.
Por el Sur, hemos de ir por las calles Mateos Gago, Alcazaba, Plaza de Triunfo, Av. Constitución, calle Santander, Paseo Colón, Reyes Católicos, calles Marqués de Paradas, Alfonso XII - Plaza del Duque .
Las Bullas y consejos:
Se denomina bulla a la aglomeración de personas, en este caso, en torno a las procesiones, e incluso por las calles adyacentes. El crecimiento experimentado por la Semana Santa de Sevilla ha hecho de la bulla un fenómeno consustancial a ella. Autóctonos y foráneos nos acumulamos en apretadas masas en torno a casi todo el recorrido de las hermandades. Sin embargo, la bulla alcanza niveles de elevada densidad en determinados sitios:
En los lugares más señalados del recorrido, especialmente a la salida y a la entrada. En los alrededores del inicio de la Carrera Oficial ,Plaza del Duque y La Campana, o del final, Plaza Virgen de los Reyes, a la salida de la Catedral. En puntos muy determinados, que conforman marcos incomparables en el tránsito de algunas cofradías. Esto ocurre por ejemplo en el Arco del Postigo, Plaza de la Alfalfa, Plaza del Salvador… En muchos casos no se forman en el lugar y en el momento en que transita una cofradía, sino en el acceso o retirada de dichos espacios, desde que salen hasta que entran, es el caso de las hermandades que mayor devoción popular concitan: La Macarena, El Señor del Gran Poder y la Esperanza de Triana durante La Madrugá. En estos casos concretos es mejor verlas a primeras horas de la mañana de 06:00 a 08:00 horas.
La bulla puede llegar a ciertos niveles de alta densidad en los cuales ya difícilmente se puede disfrutar de las cofradías. Es, por tanto, de sentido común el intentar evitar atascos. Los ladrones aprovechan las bullas para actuar. Debemos tener precaución y cuidado con los bolsillos de los pantalones, sobre todo los traseros, y con las cremalleras y cierres de las mochilas y bolsos. Las pertenencias hay que depositarlas en lugar seguro y nunca en la espalda. Procuraremos no llevar todo el dinero encima.
Es mejor evitar ir contra corriente y, por supuesto, no cruzar por donde más bulla hay, sobre todo cuando se acerca un paso.
Si nos vemos atrapado en una bulla, muchas veces es mejor armarse de paciencia y esperar a que se despeje. Si queremos contemplar alguna cofradía a la salida o entrada de su templo, o por alguna calle estrecha o plazuela de difícil acceso, intentaremos llegar con antelación suficiente. Por supuesto, si vamos con niños es mejor ver las cofradías en espacios abiertos, en lugares en los que la menor densidad de público permita que los pequeños se sitúen sin peligro en la primera fila,... pronto imitarán a los niños sevillanos: "¡Nazareno, dame un caramelo", o intentarán armar su propia pelota de cera multicolor.
La Madrugá.
La Madrugada del Viernes Santo , popularmente La Madrugá, es el momento culminante de la Semana Santa. En la liturgia cristiana tiene el sentido de conmemorar las trágicas horas de la Pasión de Jesús, que van desde la Santa Cena, en la noche del Jueves Santo, a la Crucifixión, sobre las tres de la tarde del Viernes Santo.
En Sevilla, supone la jornada cofradiera por excelencia, en la que se dan cita los máximos exponentes, artísticos y devocionales, de la Semana Santa. Durante toda la noche y madrugada, y hasta bien entrado el día, la ciudad es un hervidero de público y emoción. La vigilia una sensación extraña, en la que el ayer y el mañana se confunden, lo cual contribuye, sin duda, a crear la atmósfera de misterio que parece envolver a la ciudad.
Consejos para vivir la Madrugá:
Usar ropa y calzado cómoda. Ropa de abrigo para las primeras horas ya que puede hacer bastante fresco.
Desde que sale la primera cofradía de la Madrugá: Ntro Padre Jesús Nazareno, El Silencio; La Macarena desde su barrio inicia la procesión sobre las 00:00 horas, hasta que se recogen los últimos palios: La Esperanza de Triana y La Macarena, sobre las 13:30 horas de la tarde del Viernes Santo, transcurren más de 12 horas. Es por ello que se plantean dos opciones para vivir la madrugada:
a) Vivir la Madrugá desde sus primeros compases, saliendo sobre la 01:00 horas de la noche para recogerse cuando empieza el día a clarear.
b) Descansar las primeras horas de la noche y salir a la calle sobre las 04:00 o 05:00 horas de la mañana.
b) Descansar las primeras horas de la noche y salir a la calle sobre las 04:00 o 05:00 horas de la mañana.
No debemos pararnos a descansar a mitad de la madrugada ya que los efectos pueden ser demoledores, en los que el sueño llegue a vencernos. Es mejor, si hace falta, un café rapidito en algún bar, todos los del centro abren esa noche, y seguir hasta que aguantemos.
Al igual que la Madrugá representa el punto álgido en cuanto a devoción, arte y emoción, también lo es en cuanto a bullicio por la calle y número de nazarenos. Ello hace inevitable esperas prolongadas para contemplar los pasos, sobre todo en la primera parte de la Madrugá. Debemos ser pacientes y disfrutar de la contemplación de los cortejos (nazarenos, insignias, acólitos, etc…).
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